El Estado
de las autonomías es un tema candente en los tiempos que corren. Sea debido a
la gran parte de presupuesto que va destinado a políticos territoriales
incompetentes, sea causa de asignar partidas a los amigos de estos, o por
diferentes motivos, el modelo de gestión estatal en la nación española hace
tiempo que se ha escapado de las manos de los responsables de todo mal
acontecido dentro de nuestras fronteras.
Cataluña,
Galicia y País Vasco son históricamente las regiones que han solicitado una
mayor autonomía (independientemente de los tiempos actuales en que van algo más
allá) por diversos motivos que no vienen al caso en este artículo. No obstante,
tras la transición vivida en este país a escala política tras la muerte de
Francisco Franco, creó en la población el ideal que posibilitaría la creación
de más de tres autonomías. Así, aparecieron hasta un total de 17 comunidades
distintas dentro de una misma nación.
En una búsqueda
de la igualdad social inusual, los políticos de aquel entonces, decidieron dar
a toda España la capacidad que ya tenían por motivos históricos los catalanes,
gallegos y vascos. Error grave, aunque en aquel momento parecía algo muy bueno,
satisfactorio para un país anclado en el Estado centralizado durante las últimas
décadas.
Lamentándonos
en nuestro territorio como estamos haciendo, no queda otra que buscar
alternativas a un modelo de Estado inviable. Dos vertientes claras son las que
han visto la luz en los últimos meses. La centralización del Estado, por parte
de la derecha principalmente, y la imposición de un Estado federalista, la cual
ha manifestado abiertamente el PSOE ser partidario de ella.
La primera
opción parece la más viable a priori, pues el problema principal, el constante
gorroneo de políticos incompetentes que están en las autonomías desaparecería
de raíz. Las competencias derivarían exclusivamente del Estado central, cosa
que probablemente reduciría el gasto público y, por ende la deuda generada por
este. No obstante, parece inviable porque las autonomías históricas han crecido
en independentismo y otras zonas como Valencia también ven aflorar este
movimiento en sus entrañas, por tanto, generaría malestar y muchos problemas el
intento de centralización del Estado.
La segunda
alternativa se plantea algo más conciliadora ante este último problema que
generaría la primera, pues daría cierta libertad de actuación e incluso una
pequeña oportunidad de autogobierno a estas zonas. Pero en contra están las
zonas que no quieren dejar de ser autonomías o incluso serían favorables a una
centralización. Otro inconveniente se encuentra en que probablemente este tipo
de Estado alentaría la aparición de más políticos cada vez, luego generaría un
problema mayor que el ya existente.
Dos
contraposiciones muy distintas, la primera parece la más factible y de menor
riesgo, sobretodo en lo económico, aunque la segunda puede ser la clave para
una estabilidad política en nuestra nación. Lo obvio, y en esto seguramente
todo estemos de acuerdo, es que las autonomías son insostenibles.
José Sousa
José Sousa
No crec que la centralització de l'estat siga una solució tan clara com la planteges, ja que ara la societat necessita respostes i reaccions ràpides que donen un gir a la situació de crisi actual. La centralització ralentitza molt les polítiques socials, que ara són competència en gran part de les autonomies, i són aquestes les que ara més fan falta a la gent a peu de carrer. El que realment passa es que la incompetència de la classe política que està a les cúpules dels governs autonòmics, com per exemple la del País Valencià, no sap administrar ben bé els seus recursos malgastant fons que farien falta per a l'ajut de milers de persones que habiten dins la seua competència. El que si ocorre es que hi han òrgans que no serveixen per a res i que segueixen malgastant fons, o que no funcionen amb tot el seu rendiment.
ResponderEliminarEstic en part d'acord, molts òrgans sobren,és obvi, però la centralització de l'Estat és la única manera d'aconseguir que realment desapareguen els que van a robar a les autonomies. Sobrarien polítics, ja no seria tan suculenta la política.
ResponderEliminar"Lo obvio, y en esto seguramente todo estemos de acuerdo, es que las autonomías son insostenibles". Doncs, no estic gens d'acord. Per a mi, no són les autonomies les que decideixen construir aeroports sense avions o malbaratar de moltes vario pintes formes. Són els polítics que han aplicat unes polítiques determinades ... i si em permets posar-me un poc agre, una part important de responsabilitat està en mans dels ciutadans que han aplaudit aquestes polítiques.
ResponderEliminarJo crec que aquestos polítics existixen per les autonomies, són un mal adherit a elles. No tots són iguals, és evident. Volia posar que la gent també te culpa, però no sabia com plasmar-ho. Gràcies pel comentari.
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