miércoles, 28 de noviembre de 2012

Lo nuevo ante lo malo

¿Cambiar el qué? Es la pregunta que ronda constantemente a cualquier joven que quiera dedicarse a política, y no precisamente por falta de actitudes y hechos a reformar, sino el problema llega en el momento en que se observa un clima en el que todo ha de cambiar. Corrupción, malas actitudes de cualquier personaje político actual en España, ¿por dónde se ha de empezar? Quizá haya demasiados agujeros que tapar y mucho talento desaprovechado.

La primera realidad con que se topa todo estudiante o persona que intenta dedicarse a la vida pública en sentido político se encuentra con el enchufe existente en todos y cada uno de los partidos, por muy democráticos que parezcan según cuál de ellos, la realidad es que siempre llega a lo alto quien tiene contactos, y no quien vale. ¿Motivo principal de la situación actual de crisis en este país? Quizás.

Si no se encuentra con el inconveniente del enchufe y con suerte llega arriba, el nuevo político ha de saber que se puede encontrar con miles de dificultades no generadas por él o ella, pero que sí ha de ser culpable de la situación y por supuesto de las medidas tomadas si son duras. Ello, evidentemente, conlleva el malestar popular, por ende la más que posible reacción social, que puede darse de muy distintas maneras, y probablemente la más sensata va a ser una manifestación, en caso de no dañar material público, por supuesto.

El más impactante de todos los casos que se han de solucionar a partir de la aparición de nuevos políticos y veremos si estos son capaces de darle una respuesta al dilema que es la corrupción. No debe ser plato de buen gusto, ni mucho menos, llegar a la concejalía de cualquier municipio o ciudad, a la consejería de una autonomía e incluso a algún ministerio cuyo pasado esté lleno de turbios asuntos, pues el sujeto que entre a desempeñar el trabajo va a estar vigilado con lupa y no de muy lejos, algo que, sin duda, no debe facilitar el trabajo a nadie.

Sin duda pasamos momentos difíciles, hace seis años era impensable la actual situación a todos los niveles sociales, pero se ha de tener fe en el futuro, las nuevas generaciones vienen pisando fuerte, con ganas y buenas ideas, quizá sea su momento.

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