Vivimos en una época en que el mundo
está en un constante cambió, tecnológico, ideológico y de valores,
entre otros, y esto hace que se transforme la forma de actuar de la
gente.
Nada más nacer, ya recibimos
estímulos que nos indican la manera en que debemos actuar, cómo pensar
“libremente” dentro de unas limitaciones impuestas por el sistema y que han
sido interiorizadas por los individuos que forman parte de este así como que
para ser una persona con éxito debes conseguir dinero, ya que sin él no
somos nadie.
En esta crisis se puede observar cómo
la sociedad se va deshumanizando cada vez más y se va acelerando este
ritmo de deshumanización de la gente. La adaptación al cambio que posee la
sociedad es impresionante y terrorífica, la televisión nos anuncia que toda una
ciudad ha sido bombardeada, nuestro vecino se ha suicidado y unos conocidos del
barrio han muerto de sobredosis y nosotros seguimos la vida como si nada hubiese
ocurrido.
Recibimos cada día información por
todos lados y de diferentes opiniones, pero la gente solo lo recibe ya que
no le da tiempo a procesar porque vivimos en la época del consumo rápido, no
importa la calidad, solo la cantidad, consumimos comida plástica, música vacía
de contenido, publicidad que nos dice que para ser felices debemos consumir
todos esos productos que nos está mostrando. Cuanto más consumimos cosas
innecesarias, más consumida se encuentra nuestra alma.
La información masiva y negativa hace
que la gente no sepa en lo que creer y por tanto se aferra a un dogma sin hacer
uso de la razón. Si quieres saber la verdad,
solo debes dar una vuelta por la calle y tener curiosidad por lo que
pasa en el mundo y preguntarse por qué todo está como está.
No hay comentarios:
Publicar un comentario